Drogas, inseguridad y rumbos.

Uno de cada cinco jóvenes infractores tuvo conductas delictivas relacionadas con el consumo de drogas según consigna el informe presentado por el Observatorio Uruguayo de Drogas a la ONU y la OEA.
Es más si leemos la nota, creemos que esa cifra debe haber quedado corta ya que los mismos jóvenes declaran que el 61% consumió marihuana de forma cotidiana, 42,4% pasta base, 32,4% alcohol y 26,6% cocaína.
Esto confirma lo que nosotros presumíamos y así lo expresamos en la Cámara de diputados al debatir el informe de la Comisión sobre Adicciones y su impacto en la sociedad uruguaya.
Creemos que hay una relación muy directa entre el consumo de drogas como causa y/o consecuencia de muchos de los delitos que se comenten hoy en nuestro país.
Si a esta realidad le sumamos la infinidad de situaciones de violencia doméstica, tal vez en la mayoría de los casos no denunciadas, producto también de las adicciones de miembros de la familia, podremos concluir que estamos bajo la presión de un gran problema que está alterando de manera contundente nuestra convivencia social.
Todavía debemos agregar las gravísimas consecuencias en la salud física y mental, en muchos casos irreversibles, que dejan el uso indebido de las sustancias conocidas comúnmente como drogas. Esas secuelas fueron ampliamente detalladas por catedráticos de la Facultad de Medicina y médicos con altas responsabilidades, quienes fueron contundentes al afirmar la gravedad de las secuelas.
Frente a todo esto, nuestras autoridades en materia de Drogas, anuncian – seguramente para perplejidad de muchos - que hay que discutir lo que ellos llaman el modelo prohibicionista y en su lugar proponen despenalizar y regular algunos tipos de consumo de drogas.
Nosotros ya conocíamos la posición de actual Director de la Junta Nacional de Drogas y discrepamos radicalmente con su posición. Es más, tenemos una diferencia sustancial ya que mientras el cree que no debemos hacerle la “guerra a las drogas” ni seguir afirmando que la “Droga mata”, nosotros sabemos que la droga mata lentamente a la persona, física y mentalmente, destruye a su familia, convulsiona a todo un barrio y es uno de los grandes factores de la inseguridad.
Reclamamos un cambio en la conducción y en el rumbo de la política nacional de drogas. Creemos que hay que poner el norte en la reducción del consumo. Apostar todas las baterías a la educación y la prevención. Y por último: dedicar recursos para rehabilitar y apoyar a todas aquellas instituciones que seriamente trabajan en la recuperación de miles de uruguayos sin contar –hasta el día de hoy- con un solo peso del Estado Uruguayo.