Muchas sociedades con culturas desarrolladas y milenarias tienen un especial respeto, consideración y hasta veneración de los ancianos.
Lamentablemente, si nosotros algún día nos hemos asemejado a esas culturas, hoy ya no lo hacemos. Nuestros mayores no reciben ni la consideración ni el respeto que se merecen, y en muchos casos, desgraciadamente, reciben la discriminación desde la sociedad y del propio Estado uruguayo.
En los llamados laborales, cada vez es más baja la edad tope de requisito, y cuanto más nos acercamos a la tercera edad, menos son las posibilidades.
Se trabaja toda una vida y se perciben derechos, como el aguinaldo, que cuando nos jubilamos y más lo precisamos, el Estado lo niega, pero mantiene los impuestos.
Desde el Partido Nacional se ha reclamado la restitución del aguinaldo para los jubilados, como en el pasado.
Lo hemos denunciado desde el parlamento que si una persona mayor concurre a solicitar un préstamo al Banco República, cuanto más años tiene y cuanto más lo precisa, se le da menos cantidad de cuotas y montos más reducidos.
En vez de que los jubilados sean los primeros en ingresar al Sistema Nacional de Salud, lamentablemente han sido los últimos, cuando justamente son ellos los que primero necesitan una atención integral en los cuidados de salud.
Por todo ello y por otra injusticias, que sería muy extenso enumerar en que reclamamos políticas integrales y que no discriminen a la tercera edad.
Que aprovechemos esa experiencia, trayectoria y sabiduría que conservan los abuelos y la compartamos con las generaciones más jóvenes. Precisamos programas de atención e integración donde los abuelos puedan volcar cariño y conocimiento en nuestros Jardines de Infantes y en nuestras Escuelas.
Esa debería ser una política de Estado, porque la forma en que tratamos a nuestros mayores marcará como nos tratarán a nosotros las futuras generaciones.
Sin duda. Soy un joven que ve cómo al viej@ en Uruguay se lo menosprecia, se lo margina y cómo no hay políticas públicas para ellos. Es que resulta que como ya no da ganancias económicas, simplemente se lo desecha, se lo tira al tacho, así de cruel es la sociedad capitalista.
ResponderEliminarSería interesante poner algunas de estas ideas sobre la mesa, sobretodo por parte de los que están en el gobierno (es que se supone que para eso están, ¿no?), a mi se me ocurren algunas ahora, como la posibilidad de incorporarlos a la docencia o a la auditoria en sus anteriores trabajos, se puede implementar mediante algún beneficio fiscal que estimule a la industria a tomar estas medidas, otra idea es hacer la Universidad de la 3era. edad, cuyos trabajos también pueden ser vendidos en exposiciones y cuyas ganancias vayan en parte para esos viej@s queridos, estimular de estas formas la VIDA y no la muerte en la 3era. edad porque tal como están las cosas hoy en Uruguay, llegar a viejo es una tortura.
Es un gran debe que tiene el Gobierno Nacional en esta política y es parte de uds. también generar esa visión de arriba hacia abajo porque del tema, se habla poco o no se habla.
Saludos.